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Investigación científica ética

Respeto y protección: investigación científica ética

La investigación científica ha traído consigo importantes beneficios sociales y avances en la salud. Esto incluye vacunas contra la polio y tratamientos eficaces para el VIH. Sin embargo, la investigación científica también ha planteado cuestiones éticas preocupantes. Probablemente el ejemplo más infame en Estados Unidos fue el Estudio de Sífilis de Tuskegee. En 1932, se inició un estudio entre aparceros, en su mayoría pobres, de Alabama. Se inscribieron 600 hombres negros con sífilis y 201 hombres sin sífilis. Los hombres sin sífilis recibieron exámenes médicos, comidas gratuitas y seguro funerario. Se les dijo que estaban recibiendo tratamiento para la "mala sangre", pero deliberadamente no se les trató la sífilis. Peor aún, cuando la penicilina se convirtió en la primera opción de tratamiento en 1947, se hicieron esfuerzos para limitar el acceso a ella. El estudio finalizó en 1972 tras la publicación de informes periodísticos que lo condenaban. Un panel asesor designado por el gobierno determinó que el estudio era "éticamente injustificado". Puede encontrar una cronología detallada del Estudio de Tuskegee aquí.

El Estudio Tuskegee dejó claro que necesitamos directrices adecuadas para proteger a todos los participantes humanos en investigaciones. En 1974, se formó la Comisión Nacional para la Protección de los Sujetos Humanos de la Investigación Biomédica y Conductual. Su objetivo era crear directrices y supervisar toda la investigación con personas. El Informe Belmont es un documento crucial creado por este grupo. Establece un marco moral para la protección de los voluntarios humanos en la investigación médica. Seguimos utilizándolo hoy en día. El Informe Belmont describe tres principios éticos esenciales. Estos principios guían a los investigadores en la realización y supervisión de sus estudios.

Respeto a las personas:
Las personas deben poder elegir libremente participar en una investigación. Deben tener información clara y completa sobre el estudio para tomar decisiones informadas. Todos los estudios de investigación requieren un proceso de consentimiento informado. Esto permite a los voluntarios elegir qué les sucederá y qué no si aceptan participar en un estudio.

Beneficencia:
Todos los voluntarios de investigación reciben un trato ético. Se les protege de todo daño y se hacen todos los esfuerzos razonables para garantizar su bienestar. Esto se asemeja a la ética médica de "no hacer daño". Esta idea también se extiende a la investigación, convirtiéndola en una obligación para los investigadores. El Estudio de Sífilis de Tuskegee perjudicó a los hombres participantes al negarles un tratamiento que les habría salvado la vida.

Justicia:
No se trata solo de castigo. Se trata también de garantizar que los riesgos y beneficios de la investigación científica se compartan de forma justa. Inscribir a aparceros negros pobres en el estudio de Tuskegee fue injusto. La sífilis afectó a personas de todas las razas y niveles de ingresos en Estados Unidos. La justicia también significa que los resultados de las investigaciones financiadas con fondos públicos deben estar disponibles para todos los que puedan beneficiarse.

Estos principios fundamentales guían toda la investigación con seres humanos. Ayudan a garantizar que estudios como el Estudio Tuskegee no se repitan. También contamos con Juntas de Revisión Institucional (JRI) que revisan, aprueban y supervisan todos los estudios de investigación con seres humanos. Garantizan que los estudios cumplan con los más altos estándares éticos.